Tras la vergüenza de Pucela, el sevillismo se dio cita en la catedral nervionense con la esperanza y el deseo de ver a un Sevilla enrabietado que callase bocas. Sin embargo, y muy lejos de lo esperado, si algo quedó claro esta tarde, pese a los tres puntos que acercan la Champions, es que los hombres de Antonio Álvarez están pidiendo la hora.
Sin fuerza, sin fluidez, sin ritmo, sin toque…, nada; es justo esta palabra la que define en estos momentos al Sevilla. Jugadores como Jesús Navas, Renato o Luis Fabiano han llegado a esta recta final de campaña sin ser ni la sombra de lo que fueron. Sin ellos y con un Kanouté que apure sus últimos minutos en la elite, cualquier rival pone en apuros a los sevillistas; aunque a decir verdad, el mejor del Sevilla ante el Sporting fueron los propios asturianos.
La primera parte deambuló entre la inocencia extrema de los visitantes y la lentitud e incapacidad de los blanquirojos. La igualdad a nada fue la nota predominante hasta que en una acción aislada y gracias a la ‘amigable’ zaga de los sportinguistas, Kanouté cazó un balón en una falta botada por Dragutinovic para, de segundas, batir a Juan Pablo y pone en franqueza el encuentro a los ocho minutos.
Tras el gol, el juego decayó tanto como para llegar a un punto en el que se podría decir que las porterías sobraban. Además, Renato andaba tan desaparecido que la conexión entre defensa y ataque era un completo cortocircuito. Y en esas llegó Bilic para terminar de poner en bandeja el encuentro a los nervionenses con una entrada, tan a destiempo como evitable, que supuso su segunda amarilla. Incluso Preciado recriminó la acción al delantero serbio. Ni con uno más hizo un mínimo de fútbol el Sevilla hasta el descanso.
Sentencia y relajación
Tras el paso por vestuarios hubo un tímido intento de reacción por parte del Sporting, pero su ánimo desapareció cuando en una rápida combinación Adriano entró por banda izquierda para que Luis Fabiano saque una pincelada su clase, se eleve como si tuviese alas, y mandee al fondo de las mallas el segundo de la tarde con un cabezazo inapelable. Aquí se terminó el encuentro.
Con 2-0 en el electrónico, las aproximaciones del Sevilla, mucho más relajado, se sucedieron ante un rival que bajó los brazos pensando ya en el siguiente encuentro, pero que aún así pudo llevar el nerviosismo a los corazones que se dieron cita en el Sánchez Pizjuán cuando un cabezazo de Gregory tuvo que ser sacado a bocajarro, y también de testa, por Andrés Palop.
El último cuarto de hora sólo sirvió para que los locales aumentasen su cuenta gracias a un gol de Cala, que suma así su tercer partido consecutivo anotando. 3-0, pitido final y etapa superada por un Sevilla que agradecería sobremanera que todos los rivales que se encuentre de aquí a final de temporada sean tan amables como el Sporting, y es que pese al triunfo y a volver a colocarse en puestos Champions, el juego de los de Antonio Álvarez fue insulso y tan falto de ritmo como el de Valladolid.
Sevilla FC: Palop; Escudé, Drago, Fernando Navarro; Jesús Navas, Zokora, Renato, Adriano (Capel, min. 72); Luis Fabiano (Negredo, min. 68) y Kanouté (José Carlos, min. 83).
Sporting de Gijón: Juan Pablo; Lora, Iván Hernández, Gregory, José Ángel; Lola, Landeira; Sastre, Carmelo (Camacho, min. 63), De las Cuevas (Diego Castro, min. 45); y Bilic.
Goles: 1-0, min. 6, Kanouté; 2-0, min. 52, Luis Fabiano; 3-0, min. 79, Cala.
Árbitro: Velasco Carballo (C. Madrileño) amonestó a Fernando Navarro, Luis Fabiano y Negredo, por el Sevilla; y a Lola, Gregory, Lora, por el Sporting. Expulsó por doble amarilla a Bilic y José Ángel.
Incidencias: Tarde nubosa y con buena temperatura. Unos 32.000 espectadores en el Ramón Sánchez Pizjuán. Césped en perfectas condiciones.
